Cátedra de Derecho Comercial

A cargo del Profesor Titular Pablo D. Frick

Presentación

De manera constante e incesante el objeto de estudio del derecho mercantil se expande y complejiza. Eso no es novedad; lo novedoso debiera ser, entonces y sin dudas, el sistema de enseñanza de ese derecho a quienes, especializándose o no en él, transitarán sus cauces.

Debe existir, ante tal escenario, una apertura metodológica que atienda a los intereses del alumno (conectado a las nuevas tecnologías como nunca antes) sin soslayar la necesidad de transmitir conocimientos sobre los institutos y figuras esenciales (algunas de ellas clásicas y otras nuevas o rediseñadas) del derecho comercial. Éste, entonces, debe enseñarse desde una perspectiva jurídica pero también social y económica, analizando los efectos que produce respecto del derecho privado en general y del mundo de los negocios en particular.

La autonomía científica, legislativa y didáctica de este derecho debe necesariamente tener en cuenta, también, que los negocios se regionalizan, internacionalizan y globalizan constantemente.

De esa manera, es claro que la enseñanza universitaria del derecho, y dentro de ella la del derecho comercial, se ve claramente influenciada no sólo por los cambios y la evolución legislativa y jurisprudencial, sino también por los recursos tecnológicos y la cada vez más necesaria innovación de medios pedagógicos.

Y si a todo ello se suma la unificación civil y comercial dispuesta en nuestro país por la ley 26.994 -vigente desde agosto de 2015 y que modifica sustancialmente el ordenamiento jurídico argentino- la tarea de “enseñar”, entendida como forma de transmitir conocimientos pero también de crear capacidad crítico-constructiva, se complejiza aún más.

El derecho comercial recibió numerosas influencias por parte de la normativa unificada y también respecto de la tecnología aplicada al derecho. La labor del docente, por lo tanto, no puede prescindir del contexto informativo en el que deben dictarse las clases, del ámbito económico-social en que se desarrolla, ni tampoco de los medios a los que debe acudirse para, en la actualidad, captar y mantener la atención del alumno incentivando su labor cognoscitiva.

Desde esa perspectiva, quienes integran este numeroso equipo sostienen que toda cátedra debe enfocar sus esfuerzos en orientar, guiar y acompañar al alumno en la comprensión de las materias que en ella se dictan, siempre en forma gradual, sin perder noción de la importancia del aprendizaje escalonado; abordando así temas correlativamente para no soslayar nexos de conocimiento.

Si bien la clase teórica es insustituible en la concreción del marco jurídico conceptual de los institutos, el estudio de casos al que deben recurrir cotidianamente los docentes resulta un complemento necesario anticipando la actividad profesional.

El esquema curricular vigente en la UBA debe acompañar los cambios en esta disciplina, brindando al futuro abogado los recursos instrumentales para ser partícipe del nuevo escenario y no un mero espectador. La formación integral e interdisciplinaria debe ser un objetivo primordial en la educación, fortaleciendo los vínculos entre las distintas ramas y especialidades del derecho.

Para ello la cátedra se nutre de profesores con una sólida formación académica y vocación de enseñanza. Sus miembros, provenientes de distintos ámbitos profesionales, son conscientes de esa compleja y cambiante realidad. Saben que el docente debe crear en el alumno capacidad de comprender pero también de criticar y construir. Hacer de su propia versión docente, una mejor que la de sus predecesores.